Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos
sino ante el agua especular
que imita el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio
vuelo del ave inversa o que un temblor agita
Y ante la superficie silenciosa del ébano
sutil cuya tersura repite como un sueño
la blancura de un vago mármol o una vaga rosa.
Hoy, al cabo de tantos y perplejos años
de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.
*párrafos de Los espejos J.L.Borges